La llegada de conquistadores españoles, se calcula la población de indigenas del istmo sería de entre seiscientos mil hasta un millón y medio de habitantes. Encontraron varios grandes “reinos” (cacicazgos) con su propia organización política y militar, donde una élite sacerdotal estructuraba un gobierno teocrático y representaba la nobleza. El resto de la población se dividía en nobles, militares, sacerdotes, pueblo y esclavos.
En el área hoy conocida como provincias centrales se distinguían los reyes Esquina, Urracá, Paris , Escoria, Natá y Chirú, además de otros pueblos ya extintos como los Chánguenas, Doraces y Zuríes. Sus descendientes están representados por los actuales Ngöbe-Buglé-Guaymí, que ocupan las tierras altas de Veraguas, Chiriquí y Bocas del Torro.
La cultura Kuna logró establecerse durante el siglo XVI en la región de Bayano y Darién al ser diezmada la población original del área. A partir del siglo XVIII el área fue ocupada por la cultura Chocoe, aparentemente originaria del actual Departamento del Chocó en la República de Colombia. Antes del siglo XVIII, la región del Darién (actualmente parte de la República de Panamá), estaba habitada por los kunas y no chocoes. Probablemente desde el período precolombino, los indígenas emberá habitaron la parte sudeste del Darién.
Entre 1719 y 1726, los kunas lucharon contra los colonos españoles, escondiendo a los piratas en los ríos del área durante sus ataques a los españoles. Por esa razón, en 1783 la Corona Española expidió una Real Orden para la "reducción" o "extinción" de los Kunas. Mediante “mercenarios” chocoes (armados con cerbatanas y dardos venenosos), negros y españoles, se los redujo a las cabeceras de los ríos Tuira y Chucunaque.